El Padre Nuestro fue concebido cuidadosamente por Jesús con ciertos fines muy precisos. Jesús lo enseñó para trazarnos un camino certero hacia Dios. Por ello debemos usarlo inteligentemente. Si se hace de corazón, es una fórmula compacta para desarrollar el alma, siendo el camino a partir del alma el único que importa. El Padre Nuestro está preparado para ayudar a ese cambio.